miércoles, 12 de agosto de 2009

La muerte de un mito


Estos días asistimos a la muerte inesperada de un ídolo del futbol catalán. Los telediarios y los periódicos se afanan en darnos la noticia y en ofrecernos el luto y las demostraciones de dolor de los aficionados a este deporte. A la gente le sorprende que una persona joven, aparentemente sana y con buena forma física pueda dejarnos de esa manera, porque lo lógico es que se mueran los viejos y los enfermos pero no los atletas de élite o, por lo menos, no así.

Lo que la gente no sabe es que estas cosas pasan todos los días a panaderos, electricistas, funcionarios, médicos y deportistas de no tanta élite y que nos dejan de la noche a la mañana. Si la gente fuera consciente de ello probablemente no serían tan fervorosas y, en ocasiones sonrojantes, las muestras de duelo que los aficionados al fútbol realizan sin ningún tipo de pudor.

Ya causó en su momento cierta indignación que la muerte de una princesa europea concidiera y eclipsara mediaticamente el fallecimiento de una de las personas que más ha hecho por la humanidad: La Madre Teresa de Calcuta, cuyos méritos no tienen altar ni estadio donde magnificarse.

Así son las cosas.

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