lunes, 23 de febrero de 2009

Carpe Diem

Cada día tiene su afán, y cada época su realidad. Mientras uno es niño ve las cosas desde su pequeña perspectiva, si tiene una familia ordenada, esta decide por uno, le orienta y le guía. Después de la adolescencia todo corre más deprisa, tu primer trabajo, tus primeras conquistas y tus primeros desengaños y dramas. Luego llega la época de las bodas, se casa todo el mundo a tu alrededor y un día te llega a tí, y comienza, al poco tiempo, el desfile de nacimientos, bautizos y comuniones. Y es ahí cuando empiezas a darte cuenta, cuando ves crecer a tus hijos y a razonar con ellos, que en tu vida ya no eres tú sólo, sino que hay una red enlazada de relaciones, cariños, sentimientos y tiempos que pasan, y muy deprisa.
Y ese es el momento en el que ves a tus padres de otra forma, más cercana, y los entiendes mejor, y respetas más su entrega hacia tí y su orgullo cuando te ven evolucionar.
Por eso digo carpe diem, por tus padres y por tus hijos, por tu pareja, por tí mismo.
Porque mañana siempre es demasiado tarde. Carpe Diem amigo.

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