martes, 17 de febrero de 2009

JUSTICIA PARA MARTA DEL CASTILLO


Ver las caras de los presuntos asesinos o cómplices del asesinato de Marta del Castillo te hace pensar como afrontar este problema que la humanidad arrastra consigo desde el principio de los tiempos. El hombre es un lobo para el hombre, siempre lo ha sido... y siempre lo será...

Nadie está a salvo de cruzarse un día con uno de estos bárbaros. Un descastado social con chándal, tatuaje y pendiente, un excremento en vida mezcla de personaje de Tarantino y Trainspotting que decide, por la puta cara, acabar con la santa obra que una familia de Sevilla ha llevado a cabo a lo largo de estos años: una hija preciosa en la flor de la vida.

Sus padres se acordarán del día que la niña nació, de sus primeras palabras, de su primer diente, sus temores, sus confidencias juveniles, sus sueños...todo roto, destruido por la patética ira incontrolable de quien no ha conocido más que mala fe y desarraigo en sus incipientes veinte años.

Si yo fuera el padre de esta chica probablemente me volvería loco, sería un muerto en vida, en mi única vida, un muerto loco cuya única esperanza sería conseguir más tarde o más temprano que estos cabrones paguen de verdad por lo que han hecho.

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