Supongo que cuando el gobierno socialista abrió las puertas a la entrada de trabajadores de otros paises cambiando la ley de extranjería lo hacía con la sana intención de detener la tendencia negativa de población que España estaba sufriendo en los últimos años. También debieron pensar nuestros próceres que la construcción necesitaba de mano de obra y que era el momento.
Lo que no pensó nadie nunca es en lo que se nos venía, algunos agoreros comentaron que era un disparate, pero la locomotora echaba humo y hacía falta más madera...
Ahora la máquina ha descarrilado, casi cinco millones de nuevos españoles viven con nosotros desde hace años, y vamos camino de los cinco millones de parados. No sería justo cebarse ahora con esas personas, vinieron al viejo mundo a trabajar y pronto fueron oscuro objeto de deseo de la Banca, las compañías de telefonía móvil y demás... trabajaron duro, empujaron el sistema y nos permitieron mirarles por encima del hombro estos años en los que nos creíamos ricos y superiores.
Algo habrá que hacer próceres, porque una máquina caliente y descarrilada en la arena tarde o temprano explota. Eso lo sabe todo el mundo.
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