Es lo que debe preguntarse José Antonio Barroso, Alcalde de Puerto Real y defensor de uno de los regímenes dictatoriales más terribles y deleznables de la tierra, el de nuestra querida Cuba. Si Barroso tuviera el mismo interés en analizar la situación de los presos políticos cubanos que en conseguir popularidad gracias al insulto fácil al jefe del estado seguramente estos y sus familias se lo agradecerían.
Tachar de "hijo de la crápula" y de "corrupto" a Juan Carlos I no puede quedar impune, no me extraña que el juez actúe. Hoy por hoy el monarca es nuestro Rey y no se cambia de estado monarquico a republicano mediante descalificaciones, aunque viniendo de un defensor de dictadores los insultos se descalifican por sí solos. No ofende quien quiere amigo Barroso sino quien puede.
Tachar de "hijo de la crápula" y de "corrupto" a Juan Carlos I no puede quedar impune, no me extraña que el juez actúe. Hoy por hoy el monarca es nuestro Rey y no se cambia de estado monarquico a republicano mediante descalificaciones, aunque viniendo de un defensor de dictadores los insultos se descalifican por sí solos. No ofende quien quiere amigo Barroso sino quien puede.
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