Para tomar decisones de este calado en los tiempos que corren hay que ponerse, sobre todo, en el pellejo de los demás. Los demás son los controladores aéreos, unos señores que ganan mucho dinero no porque ellos lo hayan dicho sino porque es así su convenio. Y cuando uno lo gana le pasa como a los chavales de la Sierra, que dejan la FP y se van a poner ladrillos como locos a la Costa del Sol, y se compran un bemeuve y un piso creyendo que esto nunca se va a parar.
Pensando como un controlador, con un buen salario y una sensación de poderío por derecho probablemente habrán hecho estos años lo mismo que todos los españoles de a pié pero pudiendo, buena casa, buen coche y buena hipoteca, en su derecho están, estaban. Pero mira por donde un buen día a uno le llaman a filas, le "movilizan" que es más fino, y viene un tío con unos galones y una pipa en el cinto vestido de azul y ganando menos de una cuarta parte y empieza a dar órdenes...
Y en ese momento uno se acuerda de la casa, del coche, de la hipoteca y del mamón del sindicato que le convenció para tocar los huevos a la pobre gente justo ahora, cuando todo el mundo está contentísimo.
Y se caga por la pata abajo, dándose cuenta de que si nos hacía falta un pagano aquí lo, le, tenemos.
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